miércoles, 14 de noviembre de 2012

Un relato de terror...social o la esperanza en nuestros alumnos

Acabó la jornada de huelga. Un día largo y difícil para los que hemos querido ejercer nuestro derecho a la protesta ante la situación de crisis económica y social de nuestro país. Día de unión y hermandad de muchos (no todos los que son, ni los que estaban) que lo están pasando mal.
¿Qué es lo que me ha llamado la atención en este día? Ha sido algo que no he querido ver antes, por lo que he protestado en varias ocasiones y en lo que -creo- estaba equivocada: No toda la juventud ha adoptado una actitud pasiva ante los problemas que acucian a nuestra sociedad. He visto a varios de mis alumnos con sus padres en la gran manifestación de la mañana. Muchachos y muchachas, ya adolescentes, que no han acudido a clase y que, en realidad, lo han hecho en señal de protesta. Nos queda aún la esperanza.
 

Una esperanza que se ha visto reforzada con la lectura de un relato de uno de mis alumnos de 4º ESO, Juan Escudero Pedrosa.
La semana pasada les pedí que compusieran un relato de miedo y/o terror. Es un ejercicio para reforzarles la expresión escrita y que -¡lo peor!- hay que corregir para que no vuelvan a cometer errores de tipo sintáctico, gramatical, léxicos o gramaticales. Pensando que mis tardes de esta semana se poblarían de extraterrestres, vampiros góticos, zombies y espíritus, me encomendé a todas la entidades físicas y espirituales para que acabara pronto este trabajo docente de tipo propedéutico. Pero, de nuevo me equivoqué (Errare humanum est). Este chico, Juan, compuso un relato "de miedo" que ahora tengo el gusto de compartir con todos vosotros y vosotras.

LOS CUATRO JINETES DEL APOCALIPSIS
 
Sucesivos escalofríos recorrían mi cuerpo fugazmente hasta dejarme insensible a cualquier perturbación externa. Todos los momentos felices transcurridos junto a mi familia iban a desaparecer irremediablemente de mi mente para dejar paso a una sensación sobrecogedora. Ni las lágrimas querían acompañarme en ese momento y escapaban dejando tras de sí estelas de piel abrasada por el frío.
 
Estaba desnudo y desprotegido ante el mal que se acercaba, impasible, a nuestra casa. Mis hijos, mi mujer,...todos estaban en el suelo, derrumbados, llorando y sabiendo que no podían hacer nada más que lamentar su destino.
 
Una fuerte e intensa luz irrumpió en aquella penumbra iluminando toda aquella tristeza y miseria. Tras de ella se dejaron ver los cuatro rostros que recordaría durante el resto de la pobre vida que me quedaba. La espantosa silueta de aquellos que traían el pesar y el dolor al todavía mi hogar se dibujaba al final del pasillo que, dentro de poco, nos conduciría hacia nuestro destino. Allí, rogándonos hipócritamente "calma y tranquilidad", estaban el Banquero, el Juez, el Político, el Cerrajero...
 
JUAN ESCUDERO PEDROSA 4º B
 
 
¡Que tranquilidad! Vuelvo a tener esperanzas en el futuro. Los jóvenes de esta generación serán muy diferentes a los de anteriores generaciones: están desarrollando su conciencia e identidad social. Me gusta. Mañana a seguir trabajando por ellos, por nuestros hijos, por los tuyos.

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